Las rosas de la antigüedad ya no existen. Durante siglos de manipulaciones, hibridaciones y selecciones se ha llegado a un momento en que se han catalogado 30.000 variedades (también llamadas cultivares) de rosas.
Las personas que trabajan en el mundo de las rosas han ideado sus propios códigos taxonómicos. Por ello podemos distinguir todas esas miles de variedades en tres grandes grupos:
- Rosales Silvestres (los que se encuentran en la naturaleza y que han evolucionado de una forma menos dirigida y que, en definitiva, son los antecesores de los dos siguientes grupos)
- Rosales Antiguos (las clases que datan antes del año 1867)
- Rosales Modernos (los posteriores al año 1867)
Sencillo pero bello ejemplar de Rosa canina. Es un típico ejemplar de rosa silvestre que podemos encontrar en la península ibérica (fotografía de Elvira Coderch).
¿Qué pasó en el año 1867?
Para los amantes de las rosas el año 1867 es de vital importancia. Es el año en que comienza la era moderna del cultivo de esta planta. El culpable es un francés llamado Guillot que produjo el primer Híbrido de té. Como todos los grandes inventos este surgió por una casualidad. Guillot quería mejorar una de sus rosas y creó una rosa de más tamaño, larga floración e intenso aroma. Las rosas de Té que había hasta ese momento eran más pequeñas y menos olorosas. Asimismo los colores de esas rosas no pasaban del rojo, rosa y blanco. La France fue el nombre que recibió esa nueva rosa que abrió el camino al cultivo de un sinfín de variedades.
En la imagen un ejemplar de la rosa La France que Guillot creó, por casualidad, el año 1867. Se trata de un Híbrido de té (Fotografía de Daphne Filberti)